
En
una economía de mercado,
como la de la mayoría de los países latinoamericanos, quien dispone los factores de producción, es decir, los
recursos naturales, el trabajo y el capital, para realizar la producción de
bienes y servicios son las empresas, que son los ordenadores de la producción.
Por el contrario, en las economías
planificadas o socialistas el Estado es el que decide, acudiendo a
la planeación obligatoria,
qué se produce, cómo se produce y para quién se produce.
Desde
mediados de la década de los años ochenta, el socialismo y las economías planificadas entraron
en crisis, siendo la más profunda la de la Unión Soviética. Este hecho afectó
severamente a Cuba, la única nación de América Latina con régimen socialista.
Desde comienzos de los años 90 se amplió la economía de mercado a nivel mundial y China dio espacio a la inversión
privada mediante un sistema de economía
mixta, el cual permite que el Estado se asocie con empresas
multinacionales para producir bienes y servicios. Esta estrategia le permitió a
China modernizar gran parte de sus empresas y convertirse en una potencia
exportadora de todo tipo de mercancías y tecnologías.
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