La estructura sobre la cual funciona un sistema de producción de
bienes y servicios de un país, una región o una empresa en particular, se
conoce como el aparato
productivo. Si se ubica a nivel nacional, el aparato productivo
lo conforman los sectores
primarios, secundario y terciario,
y de él hacen parte las empresas y la infraestructura, es decir, las vías de
comunicación, la energía eléctrica, los acueductos y alcantarillados, las
telecomunicaciones, los puertos marítimos, metros y aeropuertos.
Del aparato
productivo también hace parte el Estado, que cumple una función de regulador
de las actividades económicas, interviene en los negocios de las personas,
fija políticas para la producción y la distribución de los productos y los
servicios. El Estado interviene como empresario en el aparato productivo.
También participa en la actividad bancaria y vende servicios de agua potable y
energía eléctrica. Aunque en la mayoría de los países de América Latina se
inició desde comienzos de la década de los noventa un intenso proceso de privatización mediante
la venta de empresas del Estado a inversionistas privados.

En el objetivo de las privatizaciones de la producción de
servicios, que le competen básicamente al Estado en procura de la satisfacción
de las necesidades básicas de la población, entra como "excusa" el
hecho de que se procura que el Estado concentre su presupuesto y su labor en
áreas prioritarias como la salud, la educación, la seguridad ciudadana y la
distribución equitativa de los dineros públicos.
El aparato productivo de
un país es el conjunto de recursos, tecnologías, organización e instrumentos
con los que cuenta un país para producir bienes y servicios. Incluye todos los
recursos y medios utilizados para la producción de bienes y servicios dentro de
sus fronteras. De esta forma, engloba a todas las empresas, instituciones sin
fines de lucro e individuos que efectivamente producen bienes y servicios en el
país con el fin de satisfacer tanto la demanda local como
la demanda externa.